UN GRAN TESORO
En mi
primera infancia mi padre me dio un consejo, que, desde entonces no ha cesado
de darme vueltas por la cabeza “no todos los tesoros son de oro”. Esa frase me
hacía pensar cuál sería su significado.
A la
mañana siguiente me desperté con ganas de aventuras puesto que era mi
cumpleaños. Aquella mañana estaba todo el mundo en el salón para felicitarme:
los abuelos Juan y Marisa; la tía María; y Mama y Papa. Cuando baje al salón
todo el mundo me felicitaba, me dieron un regalo muy pequeño, en mi mente me
imaginaba qué podría ser: un balón, un móvil, unos cascos……, pero al abrirlo me
encontré con una bola de nieve de cristal con una niña muy acicalada y una muñeca.
Fue entonces cuando mi padre soltó una de sus típicas frases “no todos los
tesoros son de oro”. Me repetía la misma frase una y otra vez. Aquel regalo no
me hacía mucha ilusión, pero no dije nada para no disgustarles.
Subí a
mi habitación a vestirme para comer. Me gustaba mirar por la ventana todos los
días de mi cumpleaños. Pero lo que vi aquella mañana no era bonito.
Había
un niño en la puerta de enfrente con una cara de frío y con unos guantes y un
gorro viejo y andrajoso en una caja que le habían regalado. Aquel niño tenía
una cara de felicidad, como si le hubieran regalado mil euros. El niño se los puso con mucha felicidad y
emoción.
Miré mi
regalo y lo compare con el suyo, miré mi casa y la comparé con la suya, mire mi
cara y mire su cara. Aquel niño tenía muy pocas cosas y yo muchas. En ese
momento me di cuenta de la frase de papá
el verdadero tesoro no era ni el oro ni los regalos, era la familia.
Esas personas que te ayudan cuando te caes, que te quieren cuando te enfadas.
Baje corriendo al salón para darle los mejores besos y abrazos.
ESTA TO GUAPO TE LO COMPRO
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