viernes, 6 de junio de 2014

3 ESO Bárbara Ferreira

MAÑANA SERÁ OTRO DÍA
Despierto con un mal presentimiento, mi subconsciente me está diciendo que hoy no debería salir de la cama. Aparto esta sensación y simplemente me levanto y sigo adelante como todos los días. Esta sensación no es nueva, me acompaña desde que todo esto pasó. Siento como si cada día fuese a pasar algo malo, como si cada día fuese aquel día en el que lo perdí todo. Antes esta sensación me paralizaría, me asustaría, pero si hay algo bueno en perderlo todo es que ya no te queda nada que perder, no tienes miedo, sabes que por mucho que se esfuerce el universo ya no puede pasar nada peor. Como dije, sigo adelante, me arreglo, salgo de casa y voy al colegio. Evito el contacto visual con todos los que me rodean, no soporto que me miren con pena. Soy fuerte lo superaré sola, no necesito la compasión de nadie.
E n las clases presto toda la atención que puedo, debo seguir con mi vida y para eso necesito graduarme, ir a la universidad y trabajar en lo que me gusta, ella lo hubiese querido así. El día pasa rápido, sin problemas, hoy solo he ido una vez al cuarto de baño a llorar, lo cual, es un nuevo record para mí. Empiezo a pensar que después de un mes de la pérdida de mis padres por fin lo estoy superando, pero entonces pasa algo que me recuerda a ellos y pienso que nunca lo superaré, que siempre dolerá y es en ese momento cuando me hundo.

Llego a casa voy a mi habitación, hago los deberes y cuando ya es de noche me acuesto. Este es el peor momento de día , el momento en el que pienso en todo lo que pasó y no logro sofocar las lagrimas al pensar en ellos. Empiezo como todos los días a repetir en mi mente lo que me decía mi madre cada noche en la que estaba triste. Estas palabras son las únicas que me consuelan, las únicas que consigue que deje de llorar, las únicas que me dan esperanza para seguir viviendo en un mundo sin ellos , son las únicas que recuerdo en estos momentos… Mañana será otro día.

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